Saber solamente sentir, es ignorar el mundo.

miércoles, 26 de junio de 2013

Prisión de ensueño.

Cogí esta pluma, para hacer brotar mis versos como espuma,
y con rapidez suma, darte besos en la nuca,
para recitarte a media voz, los versos de Neruda.

Y en ese rojo ardiente que recogí de tu dulzura,
cuyo calor inminente, derretía la figura de mi vela,
desprendía libertad como los versos de Espronceda.

Y sellando con amor tus labios de seda, blandía la espada,
para recuperar, si quieres, su corazón, el que tu tienes.
Y dejarte pura, desnuda toda como poesía de Juan Ramón Jiménez.

Mas me quedé sola, como tantas otras veces,
atada a mi tintero, con esposas y grilletes,
hasta convertirme en lírica, cual musa de Becquer.

Y derretir el tiempo, en la pintura a veces,
y si soñar puedo, con un gran galeón,
hacer reales mis sueños en  la prosa de Bretón.

Al gritar himnos de gloría a un dios blasfemo,
se barrió, mi cordura hasta el vertedero,
para besar la locura con Leopoldo María Panero.

A Isma, con amor.

domingo, 16 de junio de 2013

Amado mio...

"Me recoge tu llanto, amado mío, se que esperas, angustiado volver a verme."
Y qué voy yo a hacer si esto ya es por sí sólo pura calumnia y tus palabras, desde el ardor de otra hoguera, aún desde lejos, me queman, mas no te preocupes, a esta dama ya nada la mata pues ya estoy muerta. Nada me evoca, tan solo mi regreso, mas se que está lejos, demasiado lejos... seguiré, en esta jaula encerrada, prisionera de esta cueva a la que ordinariamente llaman mundo.

Querido, no sé si el radiante sol sigue saliendo cada mañana a darte un beso de mi parte, o si la luna satisface tus deseos en la noche, mas solo puedo soñar con el hecho de que aguardes mi venida, aunque cínicas palabras son las que vienen a mi mente, perdóname.
En esta historia, de libros miles y ninguno escrito, ya vivaz y cansada florece de mis dedos y yace tierna en tu mente, pues solo puedo contarte una vida entre millones que un día fueron, y no dejarán de ser, parte de una sola, y que no serán jamás, jamás más que un destello en la penumbra o una sombra en la mañana, jamás más que un mendigo o una sucia fulana. Pues despojan de sus madres a los hijos y la distancia se mide en rodajas de pan, solo veo, lo que a mis pies tengo, sufrimiento, horror y muerte, esfuerzos en vano.

Hoy, entre el olor del pescado crudo y la sangre reseca de la acera, me encontré con una dulce caperuzza en una calle sin salida, sus pies manchaban el barro, su vestido cían rozaba los charcos con sus flecos, carbón en la cara y el azul y verde del mar en sus ojos, recubiertos por sus oscuros cabellos de seda, su mirada en el mar profundo hundida, se sumían aun más entre sus lágrimas por un nonato de su madre dormido, en su pelo negro, que le recubría cara y manos, sus heridas de dura enseñanza en cuello y brazos. "Pequeña, tanto que con sus males este mundo te arremetió, con su dura cepa te golpeó, y el narcisismo no le deja ver en ti sus desgracias". Acuosos ojos de miedo, clavaban en mi, un terror tan profundo a seguir andando. Sin aviso, se desplomaba en el suelo aquella infante criatura, en mis brazos la cogí, en el suelo rendida manchándose de nieve y de polvo, entreabría los ojos a duras penas y sus pupilas dilatadas intentaban dar con un atisbo de amor, se agarró débilmente de mi manga grasienta, mas sus frágiles manos no pudieron aguantar, con aquel último aliento que en ella exhalaba.